En las décadas de 1950 y 1960 era fácil discutir e incluso entrar en peleas por las diferencias que había entre los luteranos y católicos. Sin embargo, hoy esas animosidades han desaparecido. Ya no hay nadie que esté buscando una pelea.
El pasado 31 de octubre, el Papa Francisco y el Obispo Mounib Younan, presidente de la Federación Luterana Mundial, firmaron una declaración conjunta en la cual tanto católicos como luteranos se comprometieron a continuar con su diálogo a fin de eliminar los obstáculos restantes que les impedían alcanzar la unidad plena. También hicieron énfasis sobre su compromiso con el testimonio común en nombre de los pobres, los necesitados y las víctimas de la injusticia.
El liderazgo de la Iglesia Evangélica Luterana de América y la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos han firmado el documento «Declaración en el camino». En el corazón del mismo, se encuentran 32 «declaraciones de acuerdo» en las cuales se establece que los luteranos y los católicos no tienen diferencias que dividan a las iglesias en temas sobre la iglesia, el ministerio y la Eucaristía. Por ejemplo, los luteranos y los católicos creen lo mismo acerca de la presencia real de Jesús en la Sagrada Comunión.
El Acuerdo N° 30 establece: «Los luteranos y los católicos están de acuerdo en que en el sacramento de la Cena del Señor, Jesucristo mismo está presente. Él está presente en verdad, sustancialmente, como persona, y está presente en su totalidad, como Hijo de Dios y como ser humano».
Las puertas de nuestra iglesia no son lo suficientemente grandes como para publicar los 32 acuerdos; sin embargo, los boletines de las Iglesias Católica y Luterana podrían publicar un resumen de ellos para conmemorar el aniversario 500 en la semana del próximo 31 de octubre.
A medida que madura el avance hacia la unidad sacramental plena y visible, observe cómo desaparecen las diferencias entre católicos y luteranos.
«Y todo el mundo se maravilló en pos de…» Apocalipsis 13:3.