La ciudad de Lake Worth, Florida, ha decidido que todas las iglesias deben contar con una «licencia comercial» con el fin de poder llevar a cabo sus servicios de adoración. Agentes municipales encubiertos han sido enviados durante los servicios de culto como espías, para que obtengan videos y otras pruebas que puedan ser usadas en los tribunales.
La iglesia Common Ground alquila el espacio de un salón ubicado en la parte posterior de Common Grounds Coffee Bar para celebrar sus servicios el día domingo, así como otras organizaciones alquilan el mismo espacio para celebrar sus reuniones en otros días de la semana. El negocio Common Grounds Coffee Bar tiene una licencia comercial.
En febrero, el oficial encargado de hacer cumplir la ley en la ciudad, Gerard A. Coscia, fue enviado a asistir a la iglesia vestido con una capucha para filmar el servicio de manera clandestina, como si fuera un agente de la KGB. El domingo siguiente, regresó a la iglesia y le entregó su tarjeta de presentación al pastor Mike Oliva mientras le comunicaba que iba a ser su último domingo. Ni la iglesia ni el pastor habían sido notificados por la administración de la ciudad de estar incurriendo en alguna violación.
Lo asombroso es que Mark Woods, jefe del departamento encargado de hacer cumplir la ley en la ciudad insiste en que todas las casas de culto deben tener una licencia comercial especial a pesar del hecho de que las leyes de la ciudad específicamente mencionan que las iglesias y las organizaciones caritativas están exentas de tener que obtener licencias comerciales. Es también igualmente sorprendente el hecho de que la ciudad cuenta con un historial de inspecciones falsas, empleando inspectores no calificados y fallas en la limpieza, control de plagas y problemas en propiedades, según se informa en una severa auditoría sobre las prácticas de la Alcaldía en el 2013.
Lo que sucede es que el Comisionado de la Ciudad, Andy Amoroso, posee un punto de venta de revistas y una tienda de pornografía homosexual en Lake Worth y amenazó al pastor sobre sus reuniones en la cafetería. Amoroso, quien le ha estado diciendo a la gente que la iglesia es anti-gay, le dijo: «Será mejor que no tenga una iglesia allí. Es mejor que no sea una iglesia», refiriéndose a la barra de café. Después de eso, una «denuncia anónima», sirvió como base para que se diera la visita del oficial encubierto.
Nunca antes se nos había exigido tener licencias comerciales por parte de la Alcaldía. «Hemos estado allí 99 años y nunca hemos tenido que tener una licencia», dijo el pastor Joan Abell de la Primera Iglesia Presbiteriana.
La ciudad incluso ha amenazado de multar al propietario de Common Ground y cerrarle el negocio si la «violación» no se corrige. No obstante, cuando uno de los dirigentes de la iglesia intentó mostrarle la documentación de la iglesia en la cual está certificada como una entidad sin fines de lucro por parte del IRS, el empleado de la Alcaldía se negó a aceptarla. Y en una reunión posterior con el Comisario Amoroso, se le dijo a un miembro de la iglesia: «Oh, es por su propio bien.»
«Es inconstitucional», dijo Oliva. «No nos pueden negar el derecho a practicar nuestra religión en la ciudad.»
«Las acciones llevadas a cabo por la Alcaldía carecen por completo de fundamento», dijo Mat Staver, fundador y presidente de Liberty Counsel.
La intimidación y la presión se están convirtiendo en un arma cada vez más común para ser usada en contra de los defensores de los principios bíblicos relacionados con el estilo de vida homosexual.
«…Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo… Y ellos respondieron: Quita allá; y añadieron: Vino este extraño para habitar entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te haremos más mal que a ellos. Y hacían gran violencia al varón, a Lot, y se acercaron para romper la puerta”. Génesis 19: 4, 9.
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