Con la excusa de proteger la libertad religiosa, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, nuevamente prometió revocar la enmienda Johnson. El jueves 2 de febrero, durante el discurso que dio en su primer Desayuno Nacional de Oración, Trump dijo que la libertad religiosa “corre peligro”.
La Enmienda Johnson es una modificación al código del Sistema de Impuestos Internos que impide que los pastores, líderes religiosos y organizaciones sin fines de lucro hagan campaña a favor o en contra de cualquier candidato político, entre otras cosas.
“Me voy a deshacer de la Enmienda Johnson, la voy a destruir totalmente y le permitiré a nuestros representantes de la fe hablar libremente y sin temor a represalias”, afirmó Trump en el evento de alto nivel que reúne líderes religiosos, políticos y dignatarios una vez al año.
Aunque Trump hizo una promesa similar durante su campaña presidencial, no ha dado los detalles sobre cómo planea deshacerse de la ley o qué tan rápido lo estaría haciendo.
Los religiosos conservadores apoyaron abrumadoramente a Trump en las elecciones por la Casa Blanca. Lo siguen cuidadosamente porque quieren protección para sus objeciones religiosas hacia el matrimonio homosexual, el aborto y otras cosas. Trump ha sido el candidato presidencial que más abiertamente ha hablado sobre temas religiosos conservadores.
Los líderes evangélicos quieren más poder. Es inherente en su agenda hacer que los Estados Unidos persigan ideales más religiosos y conservadores. Entre ello podría incluirse la observancia del Domingo. Y los liberales, como la comunidad LGBTQ, están asustados. Temen que haya restricciones para el progreso logrado gracias a su campaña de “igualdad”, el cual forzaba a los cristianos a aceptar su estilo de vida, incluso en sus negocios.
“Nosotros pensamos que es muy probable que haya una orden ejecutiva que permita excepciones religiosas”, dijo James Esseks, director del proyecto LGBT para la Unión de Libertades Civiles de América. El ‘discurso’ de Trump donde expresó que no haría daño a la comunidad LGBTQ no ‘fue verdadero’”.
Ciertamente, la comunidad LGBT se siente perjudicada con la ubicación de cristianos en el poder. Pero hasta el momento Trump no ha tocado la orden ejecutiva de Obama que protege a los obreros contra la discriminación anti-LGBTQ por parte de contratistas federales.
Los defensores de los derechos homosexuales creen que Trump “podría firmar una orden ejecutiva para permitir que las organizaciones religiosas que reciben dinero federal como centros de caridad y hospitales puedan decidir la contratación de su personal y otros aspectos sobre la base de su religión. Incluso mencionaron que la orden podría incluir más aspectos”.
En una carta a los católicos romanos durante la campaña, Trump escribió: “Voy a defender sus libertades religiosas y el derecho a practicar plena y libremente su religión, como individuos, propietarios de negocios e instituciones académicas”.
La elección de Trump de la persona para la Corte Suprema esta semana también fue considerada como una señal positiva para los cristianos conservadores. Neil Gorsuch del Décimo Circuito de Cortes de Apelaciones, “estuvo de parte de Hobby Lobby y de las Hermanitas de los Pobres cuando ellos presentaron objeciones religiosas a los requerimientos de la administración Obama que obligaba a los empleadores a proveer un seguro de salud que incluyera anticonceptivos.
Aunque muchas de las decisiones y acciones de Donald Trump podrían ser buenas para los Estados Unidos, las consecuencias de otorgarle más poder a las iglesias podrían afectar dramáticamente la forma en que las iglesias se relacionan con el gobierno. ¿Se podría consolidar el poder de las iglesias a través del Estado? ¿Lograrían las iglesias hacer que los Estados Unidos regresen al equilibrio de la libertad, o lo llevarían a través de una igualmente reacción opositora que pisotee los derechos de grupos de fe minoritarios? Quizás esto no ocurra durante el tiempo que Trump esté en el poder pero la Biblia predice que los protestantes en los Estados Unidos serán los primeros en tender sus manos a través del abismo para enlazar sus manos con el espiritismo y el romanismo y pisotear los derechos de conciencia.
“Los protestantes de los Estados Unidos serán los primeros en tender las manos a través de un doble abismo al espiritismo y al poder romano; y bajo la influencia de esta triple alianza ese país marchará en las huellas de Roma, pisoteando los derechos de la conciencia”. El Conflicto de los Siglos, pág. 645.
“En el último conflicto el sábado será el punto especialmente* controvertido en toda la cristiandad. Los gobernantes seculares y dirigentes religiosos se unirán para imponer la observancia del domingo, y al fracasar medidas más benignas, se promulgarán leyes sumamente opresivas”. Maranata, pág. 193.