El principal ecumenista del Vaticano, el cardenal Kurt Koch afirmó que la Iglesia Católica y otras iglesias cristianas deben experimentar constantemente su propia conversión a un mayor compromiso con la unidad de los cristianos a fin de ser evangelizadores efectivos.
«Para que la tarea evangelizadora pueda llevarse a cabo de manera creíble, la iglesia misma necesita continuamente de una auto evangelización que incluya la conversión a la búsqueda ecuménica de la unidad cristiana», escribió el cardenal suizo en el periódico del Vaticano, L’Osservatore Romano.
En preparación para la Semana anual de oración por la unidad de los cristianos del 18 al 25 de enero, el artículo del cardenal Koch se centró en la conexión entre misión y unidad cristiana, una conexión que dio origen al movimiento ecuménico entre protestantes hace más de 100 años y que la Iglesia Católica ha reconocido desde el Segundo Concilio Vaticano.
«El testimonio del amor de Dios, que es una parte integral y fundamental de la identidad cristiana, debe darse en una comunión ecuménica», dijo el cardenal Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Dios envió a su hijo al mundo para salvar a los seres humanos y reunirlos nuevamente en una familia, dijo. La iglesia, como sacramento de la unidad, está llamada a trabajar para restablecer su propia unidad y atraer a otros a la única familia.
La iglesia, dijo el cardenal Koch, puede ser el «sacramento de salvación para el mundo solo si no le ofrece el espectáculo deplorable de su propia división».
El ecumenismo es el medio por el cual la Iglesia Católica reduce y elimina virtualmente todas las objeciones a sus enseñanzas y sus prácticas. También es la forma en que reduce la resistencia al logro del poder geopolítico con estados nacionales de todo el mundo. Es el camino de Roma para recuperar el control del mundo.
“La Iglesia Católica le pone actualmente al mundo una cara apacible, y presenta disculpas por sus horribles crueldades. Se ha puesto vestiduras como las de Cristo; pero en realidad no ha cambiado. Todos los principios formulados por el papismo en edades pasadas subsisten en nuestros días. Las doctrinas inventadas en los siglos más tenebrosos siguen profesándose aún. Nadie se engañe. El papado que los protestantes están ahora tan dispuestos a honrar, es el mismo que gobernaba al mundo en tiempos de la Reforma, cuando se levantaron hombres de Dios con peligro de sus vidas para denunciar la iniquidad de él. El romanismo sostiene las mismas orgullosas pretensiones con que supo dominar sobre reyes y príncipes y arrogarse las prerrogativas de Dios. Su espíritu no es hoy menos cruel ni despótico que cuando destruía la libertad humana y mataba a los santos del Altísimo”. El Conflicto de los Siglos, pág. 627.