La señora Theresa May, Ministro del Interior del Reino Unido, se ha comprometido a «confrontar y desafiar la ideología extremista de forma sistemática». Ella expresó que el gobierno está creando nuevos controles para luchar contra el extremismo que «propaga odio». Pero también afirmó que «el extremismo no violento» no se quedaría «sin oposición» porque en el pasado, éste ha llevado a la «erosión de los derechos de las mujeres, a la propagación de la intolerancia y el fanatismo separando a algunas comunidades «de la corriente principal». Ella dijo que las nuevas leyes gobernarían la ideología neonazi así como la doctrina islamista. «Vamos a enfrentar y desafiar de manera sistemática la ideología extremista, exponiendo la mentira que es. Y vamos a frustrar sus consecuencias destructivas», continuó.» Vamos a interrumpir a todos los que buscan difundir el odio y procesaremos a todos aquellos que violen la ley”.
Los que sean considerados como predicadores radicales tendrán prohibido publicar material en línea. Cualquier persona condenada por actividades extremistas será excluido de trabajar con niños. Y para los que sean considerados como una amenaza, serán obligados a asistir a clases de des-radicalización.
Aunque los líderes musulmanes advierten que el riesgo de esta estrategia será la marginación de los musulmanes, las nuevas leyes y reglamentos, finalmente, se centrarán en aquellos que sean etiquetados como radicales porque enseñan los principios bíblicos relativos a otras religiones. El radicalismo islámico se utiliza como la razón para legitimar nuevas leyes que eventualmente apuntarán hacia los que predican la doctrina de la Biblia concerniente a la adoración falsa de cualquier tipo.
Las nuevas medidas incluyen el mejoramiento de las escuelas e instituciones públicas para asegurarse de que se encuentran adecuadamente protegidas, la investigación sobre el uso de la sharia en el Reino Unido, mayores regulaciones para cerrar la transmisión de canales de televisión y radios que incluyan contenido extremista y la insistencia en que los proveedores de internet hagan más para eliminar el material extremista y se logre identificar a los mismos. Las medidas también incluyen órdenes de cierre de los locales utilizados para apoyar el extremismo, órdenes de detención para las personas que incurran en comportamientos extremistas.
Imagine al gobierno británico cerrando iglesias y escuelas cristianas, bloqueando contenido cristiano en Internet, radio y televisión con la excusa de prevenir el extremismo. Si bien por el momento, esto no parece muy probable, podría llegar a considerarse como extremistas a los que predican los principios bíblicos sobre las relaciones homosexuales, el mensaje de los tres ángeles en su plenitud, incluyendo el llamado a salir de Babilonia.
Sobra decir que el Consejo Musulmán de Gran Bretaña ha sido muy crítico de este plan, diciendo que el gobierno está usando una “‘equivocada’ teoría en serie que confunde el terrorismo con las nociones subjetivas de extremismo y prácticas islámicas”. La estrategia va a reforzar la percepción de que todos los aspectos de la vida musulmana deben someterse a una prueba de «cumplimiento» para demostrar nuestra lealtad a este país», dijo el Dr. Shuja Shafi, secretario del Consejo. Agregó que las medidas serían vistas como un medio para hacer frente a las ansiedades de una minoría de personas «contra los musulmanes y su vida religiosa, más que el flagelo del terrorismo en sí».
El Partido del Trabajo criticó al Sr. Cameron, Primer Ministro, por las implicaciones que hizo a principios de este año al decir que «toda la comunidad musulmana silenciosamente condona el extremismo».
Al menos en Gran Bretaña, la libertad de expresión está en peligro bajo la excusa de la lucha contra el terrorismo y el extremismo. Con el tiempo, el concepto de “extremismo no violento» podría expandirse e incluir a los que creen y enseñan la Biblia, especialmente en lo que se refiere a Apocalipsis 14: 6-12 y Apocalipsis 18: 1-4.
Dar el último mensaje de advertencia de la Biblia podría ser fácilmente un motivo de dificultad con las autoridades británicas.
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