«Los jueces federales ocupan la banca de por vida y pueden defender la ley o juzgar como tiranos. Esto ubica a los nombramientos judiciales cerca de las cosas más importantes que un presidente puede hacer. El nuevo juez de la Corte Suprema, Neil Gorsuch, ya ha demostrado la diferencia que un constitucionalista puede hacer». Los conservadores están muy preocupados por la dirección liberal de los tribunales a través de designaciones activistas de presidentes demócratas, que han ayudado a forjar una nueva cultura, a través de reinterpretaciones de la ley en muchos asuntos que van desde el aborto, el matrimonio, la llamada “igualdad” para los individuos LGBT y transgénero, la inmigración e internet.
Por ejemplo, el juez de distrito de los Estados Unidos Carlton Reeves, designado por Obama en 2010, emitió una orden de restricción temporal en marzo para evitar que la nueva prohibición de 15 semanas de aborto de Mississippi entre en vigencia.
«El juez Reeves en su opinión define la viabilidad de vida humana a partir de las 23 semanas». Sin embargo los conservadores, señalan que «en contraste, la ciencia ha confirmado que desde el momento de la concepción, un ser humano único con ADN de madre y padre, está vivo y crece exponencialmente. En la octava semana, el bebé tiene un corazón que late, tiene brazos, piernas, órganos y forma humana. La decisión de los jueces implica que los bebés antes de la semana 23 son algo diferente a los humanos, y por lo tanto, prácticamente hablando, terminar con sus vidas no es más trascendente que deshacerse de un lunar o un pedazo de piel.
«‘Si no hay viabilidad, el estado no tiene ningún interés real en decirle a una mujer qué hacer con su cuerpo’, dijo el juez, implementando los argumentos arbitrarios de la industria del aborto».
Uno de los cambios más dramáticos fue en el Tribunal de Apelaciones del 4° Circuito, que revisa casos de nueve tribunales del distrito federal en Maryland, Virginia, Virginia Occidental, Carolina del Norte y Carolina del Sur y agencias administrativas federales. En 2007, los republicanos designados tenían una mayoría de 7 a 5. Después de seis nombramientos de Obama y algunas jubilaciones, los nombrados por los Demócratas ahora dominan 9 a 7 y han hecho sentir su presencia».
En 2017, el Sr. Trump comenzó el proceso de invertir la tendencia. «Colocó 12 jueces en el tribunal de apelaciones, más que ningún antecesor en el primer año de presidencia. Hasta el momento, ha colocado a 30 jueces, incluido el juez Gorsuch, con 61 candidatos en preparación, además de otras 90 vacantes, y probablemente se avecina un nombramiento en la Corte Suprema.
El equilibrio restaurado en los tribunales federales alarma a los demócratas, como a la senadora de California, Dianne Feinstein, quien explicó lo que estaba en juego el pasado mes de diciembre:
«El Tribunal Supremo mantiene entre 100 y 150 audiencias de casos cada año de los más de 7.000 que se le pide que revise. Pero solo en 2015, se presentaron más de 55,000 casos en los tribunales federales de apelación. De alguna manera, los tribunales locales sirven como Corte Suprema de facto a la gran mayoría de las personas que presentan casos. Tienen la última palabra».
«Cuando todo esté dicho y hecho, la última palabra sobre la presidencia de Trump bien puede ser su contrarrevolución para restablecer la integridad judicial y el estado de derecho».
Los conservadores que colaboran con el Sr. Trump, están trabajando arduamente para revertir décadas de ganancias liberales. Están volviendo rápidamente a los Estados Unidos a sus bases morales, al menos algunos de ellos. Si bien muchas de estas son muy buenas y deseables, con el tiempo, también querrán establecer leyes de adoración para hacer que Estados Unidos y su pueblo sean justos.
“Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada.” Apocalipsis 13:12.